Estados Unidos quiere acabar con el caos de la recarga de coches eléctricos

La administración estadounidense encabezada por Joe Biden anunció, el 15 de febrero de 2023, que impondrá estándares para las estaciones de carga financiadas con fondos federales, que siempre deben funcionar y en niveles altos.

La medida ayuda a los propietarios de coches eléctricos cansados ​​de encontrarse a menudo con puntos de recarga declarados activos en las aplicaciones, pero que luego no funcionan. Y hablando de aplicaciones y suscripciones, EE. UU. también las tiene.

Cómo funcionan las medidas estadounidenses

EE. UU. aplicará los nuevos estándares, como se indicó, a todos los puntos de carga financiados con fondos federales, incluidos aquellos con contribuciones de la Infraestructura Nacional de Vehículos Eléctricos (NEVI), y en los 50 estados federales, incluidos Washington DC y Puerto Rico. El objetivo es electrificar más de 120.700 km del sistema de carreteras de Estados Unidos. En definitiva, Biden parece querer suplir el gran desfase con la Unión Europea que, pese a tener muchos problemas, ya tiene la mayoría de sus autopistas llenas de puntos de recarga, al menos en su parte occidental.

Para ser más efectivos, la Administración Federal de Carreteras (FHWA), junto con la Oficina Conjunta de Energía y Transporte, ha publicado 5 estándares que deberán cumplir las estaciones de carga estadounidenses:

Los 5 nuevos estándares de estaciones de carga en Estados Unidos

Primero, carga predecible y confiable. Las columnas deberán tener múltiples tipos de enchufes, diferentes niveles de potencia y al menos uno de ellos deberá admitir carga rápida. Este estándar es similar al impuesto en las licitaciones de las columnas de las autopistas españolas: aquí, sin embargo, todas son de alta potencia, y al menos una de ellas debe tener también un conector CHAdeMO para eléctricos antiguos y Tipo 2 para híbridos enchufables.

Segundo: las estaciones de carga deben funcionar cuando los conductores las necesiten. Esto implica un mantenimiento constante por parte de los operadores, lo que parece más fácil decirlo que hacerlo. Pero conociendo a los estadounidenses, no es tan improbable que se respete.

Tercero: fácil accesibilidad de las columnas, en relación con la posición, la disponibilidad y también las tarifas en todas las aplicaciones dedicadas. Incluso las apps europeas tienen un funcionamiento similar, todas suelen indicar las tarifas de todas las columnas reportadas. Lástima, sin embargo, que todavía no haya funciones similares en Waze, que en su lugar indica los precios de la gasolina, el diésel y el gas.

El cuarto punto es quizás el más importante: los conductores ya no tendrán que usar aplicaciones y crear cuentas para pagar. Esto significa finalmente equiparar las columnas a las gasolineras. Un vacío legislativo en la Unión Europea. De hecho, por el momento la Comisión no ha publicado leyes de este tipo, dejando la decisión a los estados individuales. De ello se deduce, por ejemplo, que en España solo las columnas de autopista están obligadas a estar también equipadas con POS para pagar las recargas, mientras que en Europa algunas columnas lo tienen, otras no.

Quinto y último punto: las columnas tendrán funciones más avanzadas, como Plug & Charge. Es decir, con coches que lo soporten, simplemente bastará con conectar el cable al coche eléctrico, y la carga comenzará por sí sola. De hecho, la columna podrá comunicarse con el sistema del coche, reduciendo a la mitad los tiempos, de la misma forma que lo hacen los coches Tesla con el Tesla Supercharger, y por tanto pagando directamente desde tu coche.

La situación en Europa

Falta una definición tan clara en la Unión Europea que en los mismos días ratificó definitivamente su decisión de centrarse en la electricidad.

Y si, por un lado, tenemos países virtuosos intentando poner un parche por si solos, al menos en la autopista, es de esperar que también desde Bruselas llegue una enmienda similar, que garantice en la medida de lo posible el funcionamiento de las estaciones de recarga, y que acabe con el caos de las recargas, provocado por demasiados tipos, estándares, sistemas y que, a menudo, se convierte en problemas para todos los que han hecho sacrificios para comprarse un vehículo eléctrico (como, por ejemplo, quedarse sin batería por falta de puntos de recarga en zonas remotas de España o tiempos muy solo para iniciar la recarga).