Los coches autónomos son un riesgo para el medio ambiente, según el MIT

Los coches autónomos podrían provocar un enorme aumento de las emisiones contaminantes, lo que supondría un grave riesgo para el medio ambiente en los próximos años. La alarma la da el MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, que realizó un estudio sobre las perspectivas de difusión de los vehículos no tripulados en las próximas décadas.

Es motivo de preocupación el creciente poder de cómputo de los automóviles autónomos, con una creciente necesidad de energía para alimentar los sistemas a bordo. «Si no trabajamos constantemente en la eficiencia de estos sistemas«, advierte el MIT, «el riesgo es que el consumo de energía y las consiguientes emisiones se disparen«.

Conducción autónoma, vamos hacia el nivel 5

Hasta la fecha, la conducción autónoma es el otro gran desafío al que se enfrentan los fabricantes de automóviles de todo el mundo junto con la electrificación. Actualmente, los fabricantes han consolidado el nivel 2, es decir, la conducción semiautónoma que pone a disposición de los conductores una serie de sistemas de apoyo, desde el mantenimiento de carril hasta la frenada automática de emergencia.

El siguiente paso es el nivel 3, conducción altamente automatizada, donde el automóvil es capaz de «conducirse solo» realizando maniobras complejas como adelantamientos. En cualquier caso, el conductor humano siempre debe estar listo para recuperar el control del vehículo, en caso de que surja una condición que el automóvil no pueda manejar.

De momento, muchos de los coches de la lista de precios están equipados con conducción autónoma de nivel 2, mientras que el nivel 3 aún está en fase de homologación en algunas zonas del mundo, y solo unos pocos fabricantes han equipado sus modelos con él. El nivel 4 es el de conducción totalmente automatizada y, en el que el coche es capaz de ocuparse de todo y el conductor humano puede dedicarse a otras actividades, mientras que el nivel 5, el de conducción totalmente autónoma, ni siquiera requerirá la presencia de un ser humano a bordo.

El peligro medioambiental de los coches autónomos

El camino hacia la conducción totalmente autónoma aún es largo y requerirá años de investigación y desarrollo, sin embargo el camino ya aparece marcado, y los vehículos no tripulados parecen destinados a convertirse en el principal medio de transporte de personas y mercancías en las próximas décadas.

Pero con el riesgo de que la difusión masiva de esta tecnología pueda causar enormes daños medioambientales, tal y como ha advertido el MIT. De hecho, los automóviles autónomos están equipados con docenas de sensores para absorber información del entorno externo, que luego se procesa para crear una serie de escenarios y permitir que el automóvil tome la decisión correcta.

Cuanto mayor sea el nivel de autonomía, mayor será la cantidad de datos necesarios y la potencia necesaria para procesarlos. Y, en consecuencia, también crece la necesidad de energía para alimentar los «cerebros» de los vehículos. El instituto estadounidense ha creado una proyección para tratar de calcular qué consecuencias podría tener todo esto en términos medioambientales si los coches autónomos se extendieran por todo el mundo. Y el escenario que se perfila dista mucho de ser alentador.

Los posibles escenarios

Según el MIT, los sistemas de conducción de mil millones de vehículos autónomos (cada uno conducido durante una hora al día con una computadora que consume 840 vatios) generarían tantas emisiones como todos los centros de datos actuales del mundo. Es decir más o menos la contaminación que produce un país como Argentina, cerca del 0,3% de las emisiones globales.

¿La solución? Mejorar la eficiencia de los sistemas informáticos responsables de la conducción autónoma, para hacer frente a la potencia informática cada vez mayor. Poniendo así fin al creciente «hambre» de energía de las computadoras.

El reto es formidable: según el MIT, es necesario duplicar la eficiencia del hardware cada año hasta 2050, para mantener el consumo de cada vehículo autónomo por debajo del «umbral crítico» de 1,2 kW de energía para procesar algunos datos. Un escenario difícil de implementar, incluso considerando la duración del ciclo de vida de los autos. ¿La alternativa? Concéntrese en algoritmos que los hagan más simples y eficientes, pero en este caso, la desventaja podría ser una menor seguridad del vehículo.

Los constructores están advertidos…