¿Por qué se refleja el asfalto en verano?

Conduciendo cualquier tipo o marca de coche en las horas centrales de un hermoso pero caluroso día de verano, puede suceder que observe lo que a simple vista parecerían ser verdaderos estanques en el camino cerca del horizonte. A medida que nos acercamos a estas «piscinas», sin embargo, este espejismo desaparece gradualmente, hasta que finalmente comprendemos que en realidad no existe.

¿Qué sucedió? ¿Estamos ante los primeros síntomas de un golpe de calor? No, simplemente hemos observado un espejismo real, que se genera a través del mismo mecanismo que da vida a los espejismos más famosos y típicos de los desiertos africanos.

Por qué se refleja el asfalto

Todo depende de que el asfalto (y también la arena) sea un material con una capacidad térmica muy alta. Esta característica hace que, bajo la acción del sol, se caliente muy rápidamente, creando una fina capa de aire caliente justo encima del suelo.

Pero dependiendo de la temperatura, el aire adquiere un coeficiente de refracción diferente y, en consecuencia, la difusión de la luz se produce de diferentes maneras. Incluso en el caso de asfalto sobrecalentado, yendo de arriba hacia abajo, el índice de refracción de la luz, en lugar de subir muy lentamente, tiende a bajar muy rápidamente.

En definitiva, la luz que emite cualquier objeto, en lugar de seguir una línea recta, llega a nuestro ojo siguiendo una curva más ancha.

El asfalto refleja especular

¿Qué provoca esto? Las imágenes que normalmente vemos sobre el horizonte (paisajes, coches, etc.) también se reflejan (e invierten) sobre el asfalto, dándonos la sensación de la presencia en el suelo de otros objetos, colocados en una curiosa posición dentro del espejismo. Como charcos o «lagos» inexistentes.

Cuando nos acercamos a los espejismos con el coche, estos mismos tienden a desaparecer porque la diferencia de índice de refracción entre la capa de aire al rojo vivo y la que está encima ya no parece tan clara, o simplemente porque el reflejo del asfalto llega hasta nuestros ojos. Como consecuencia sólo notamos una débil (e ilusoria) «fibrilación» del suelo.

Este fenómeno no ocurre solo en el asfalto, sino en cualquier superficie grande que se calienta mucho bajo la luz del sol, como rocas, arena, hormigón. Cuanto más oscura es la superficie, más se calienta y, por lo tanto, el fenómeno es más evidente en el asfalto oscuro que en el hormigón claro.