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Consejos

Conducción en condiciones de niebla

Conducción en condiciones de niebla

La conducción en condiciones de niebla es una actividad en la que hay que poner en alerta todos los sentidos, algo que es especialmente cierto cuando, además, esta circunstancia se produce en horarios nocturnos.

Pero ¿Qué es lo que se puede hacer cuando no hay otro remedio que salir a la carretera con niebla o esta cae sorpresivamente mientras conducimos? Pues lo principal es, dentro de lo posible, conseguir ver y que el resto de usuarios de la vía nos vean. Además, es imprescindible conducir siguiendo unas pautas de prudencia y seguridad muy específicas.

Riesgos de la conducción en condiciones de niebla

Conducir en medio de un manto de densa niebla supone un doble riesgo:

  • El rango de visibilidad se reduce a una distancia mínima, apenas unos pocos metros por delante del vehículo. Es decir, vemos muy poco y el resto de conductores ven también muy poco.
  • La niebla densa suele humedecer la calzada, provocando un aumento de la distancia necesaria para detener el vehículo, en caso de frenada de emergencia.

La probabilidad de provocar o ser objeto pasivo de una colisión aumenta considerablemente, y lo mismo puede decirse de la probabilidad de arrollar a un peatón o a un viajero que se ha bajado de un vehículo detenido.

Preparación del vehículo para la niebla

La conducción segura en condiciones adversas de niebla solo es posible si el vehículo se encuentra en óptimas condiciones mecánicas y eléctricas.

A modo de ejemplo, si el vehículo se detiene por una avería debida a un deficiente mantenimiento, el riesgo de colisión frontal o por alcance se multiplica si hay niebla densa.

Lo mismo ocurre en caso de un hipotético fallo de la batería o el alternador: un vehículo sin luces en medio de una calzada con niebla se convierte en un blanco perfecto.

Además, hemos de tener a punto:

  • Todo el conjunto de alumbrado y señalización: luces anteriores, luces posteriores, luces antiniebla, luces de freno, intermitentes y luces de emergencia.
  • El sistema de frenos: la probabilidad de tener que efectuar una frenada de emergencia en niebla es notablemente alta.
  • El estado de los neumáticos: cuando hay niebla, la calzada suele estar húmeda. Si los neumáticos están gastados o incorrectamente inflados, se incrementa la distancia de frenado y, por tanto, el riesgo de colisión o atropello.

Un elemento de seguridad y señalización muy recomendable es la nueva señal de emergencia. En caso de detención forzosa en medio de una calzada envuelta en la niebla, esta señal hará que nos detecten mejor cuando la visibilidad es baja en carretera.

Consejos esenciales para conducir con seguridad en niebla

No existen técnicas de manejo en niebla específicas, pero lo que sí puede hacerse es tomar todas las precauciones al conducir con niebla, muy especialmente las que siguen:

  • Conducir a velocidad muy moderada.
  • Mantener una distancia prudencial con los vehículos que nos preceden.
  • Si es posible, evitar los frenazos y maniobras bruscas.
  • Tener muy en cuenta que en cualquier momento el vehículo precedente puede frenar de improviso o cambiar súbitamente de trayectoria.

Uso correcto de las luces antiniebla y otros sistemas de iluminación

Más allá de la obligada previsión y prudencia, los mejores consejos para conducir en niebla se refieren al uso de la iluminación del vehículo. Para mantener la máxima visibilidad y seguridad en conducción con niebla:

  • Deben tenerse siempre encendidas las luces de cruce, tanto si es de día como si es de noche.
  • Si el vehículo está equipado con ellas, activaremos las luces antiniebla delanteras y traseras.
  • En caso de que circulemos a una velocidad tan lenta que exista riesgo de colisión por alcance, también encenderemos las luces de emergencia del vehículo.

Errores comunes al conducir en niebla y cómo evitarlos

Muchos conductores desconocen que más luz no implica una mejor visibilidad en niebla. En concreto, emplear las luces largas es un grave error.

¿Y por qué? Porque la potencia y la altura del haz de las luces de carretera provocan que la luz se refleje o “rebote” en la propia niebla. La consecuencia directa es que la luz reflejada incide directamente en el conductor, haciendo que su capacidad de visión se reduzca notablemente.

Así, lo único que el conductor visualiza es una especie de “bola de luz” delante del coche, pero no ve los detalles de la calzada que le interesa percibir. Por lo tanto, jamás deben usarse las luces largas cuando se conduce a través de niebla densa.

Otro error muy común es pegarse a la parte trasera del vehículo precedente. La recomendación es conducir a una distancia que nos permita visualizar sus luces traseras. De esta forma, si el coche que nos precede tiene que frenar bruscamente, dispondremos de un tiempo adicional de reacción.

Finalmente, hay que procurar no efectuar frenadas bruscas ni cambios de trayectoria imprevistos.

Estas dos últimas acciones pueden ser ineludibles si nos topamos con un obstáculo imprevisto durante la conducción en condiciones de niebla extremas, pero mantener una distancia prudencial y una velocidad moderada nos ayudará a evitarlas.

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