Neumáticos según la climatología

Los neumáticos son el único elemento que mantiene en contacto tu vehículo con la carretera y determinan en gran medida la seguridad al volante. Por eso es importante que lleves un mantenimiento periódico de ellos y que los adaptes a las condiciones climatológicas en las que vas a conducir. Es la manera más efectiva de garantizar una mejor adherencia al firme y por consiguiente una conducción más segura.

Muchas de las situaciones de riesgo en la carretera son provocadas por condiciones de tiempo adversas: nieve, lluvia, hielo... En cada una de ellas los neumáticos se comportan de una manera particular y son más proclives a sufrir algún tipo de contrariedad.

En este post de mostramos cómo puedes adelantarte a estos posibles problemas y ponerles solución antes de que se produzcan realizando el cambio de neumáticos adecuados en el momento más oportuno.

Neumáticos según la climatología: lluvia

Condiciones climatológicas y tipo de neumáticos

1. Neumáticos de verano

El neumático de verano es un neumático de perfil plano y una proporción de entre dibujo y superficie menos notable que en los otros tipos de neumático. De esta manera ofrece un mayor contacto con la carretera que es lo que interesa en condiciones climatológicas normales: por encima de los 7ºC y en asfalto seco.

En cambio en suelos mojado se utilizan neumáticos con dibujos más abundantes, profundos y asimétricos porque de esta manera se absorbe mejor el agua, la banda de rodadura se adhiere mejor al firme y se facilita la expulsión de agua hacia los laterales del vehículo.

¿Cuándo usar este neumático?: suelo seco y temperaturas siempre superiores a los 7ºC. Cuanto más seco vaya estar el asfalto, se recomienda elegir un neumático de mayor rigidez en el dibujo. Para suelos mojados, mejor neumáticos con abundantes dibujos. 

Neumáticos según la climatología y el meteo

2. Neumáticos de invierno

Cuando las temperaturas son inferiores a los 7ºC los materiales de fabricación de un neumático de verano tienden a endurecerse y perder adherencia. Para evitar esto se utilizan los neumáticos de invierno, normalmente fabricados en caucho y sílice, más ranurados y profundos ya que en invierno se suele conducir con mucha lluvia e incluso con nieve.

Los neumáticos de invierno están pensados para que a pesar del frío los materiales mantengan su flexibilidad y no pierdan adhesión con el asfalto.

¿Cuándo usar este neumático?: temperaturas bajas (sin llegar a ser extremas) con lluvias frecuentes e intensas que provocan la acumulación de agua en el asfalto y disminuyen la eficacia de frenado del vehículo. 

3. Neumáticos nórdicos

En aquellas regiones en las que los inviernos son especialmente duros, es necesario utilizar neumáticos que den una buena respuesta en situaciones de mucho frío: temperaturas inferiores a los -10ºC y prolongados períodos de nieve y heladas.

Los neumáticos nórdicos están provistos de puntas metálicas para agarrarse bien a la carretera. Se distinguen dos tipos:

  • Neumático con clavos: las puntas metálicas están fijadas al neumático.
  • Neumático claveteable: las puntas metálicas se pueden quitar y poner del neumático en función de las necesidades de cada momento.

¿Cuándo usar este neumático?: situaciones de nula adherencia y conducción extremadamente peligrosa como consecuencia de la presencia de placas de hielo en el suelo o de nieve abundante en las que el vehículo requiere de una especial motricidad y adherencia.

4. Neumáticos mixtos

Si la conducción habitual no se va a desarrollar en ninguno de los escenarios anteriores sino en un clima moderado durante todo el año, es habitual utilizar neumáticos mixtos, también conocidos como 'neumáticos cuatro estaciones'.

Son una solución más económica y ofrecen las mismas garantías de seguridad que los neumáticos anteriormente citados siempre que no se produzcan cambios extremos en el clima en el que se suele conducir. Al ser un producto mixto presenta características comunes a los neumáticos de verano y a los de invierno.

¿Cuándo usar este neumático?: en situaciones de conducción óptimas en las que no existe ninguna duda de la eficacia de la adherencia del neumático al asfalto (firme habitualmente seco, lluvias puntuales y temperaturas moderadas).